Antes que nada y abriendo el paraguas, deseo aclarar que no es mi intención a través de estas líneas ofender a algún lector que haya utilizado esos enteritos que te daba Rio Estudiantil a través de Silvio Soldán o Jorge Formento para dedicar algún día de esa semana preciosa que todos o casi todos disfrutamos en Bariloche para tirarse nieve entre gente del mismo curso.
Como relató uno de los notables, de la mano de Jacob (Fanático de Lost por cierto, que coincidencia, no?) recorrimos Praga y en una de las paradas nos propuso si queríamos por la noche participar de una recorrida por distintos bares de la ciudad para culminar el rally en un boliche. Estos tres turistas se miraron y sin lugar a dudas dijimos que sí. Por la módica suma de 12 euros nos ofrecían 3 o 4 bares con canilla libre en el primero y la entrada al boliche, aparentemente solo tendríamos que ocuparnos de la bebida.
Esa noche confirmamos nuevamente una teoría, los coordinares son iguales en todas partes del mundo y el que se ocupo de nosotros provenía de California, EEUU y eran pocas las diferencias con todos aquellos que marcan los pasitos en By-Pass o Grisu. Tal vez para los más cercanos a nosotros decirles que esta persona era pelada y de piel oscura les traiga algún recuerdo de alguien del secundario.
De la mano de él recorrimos los bares junto con gente de Sudáfrica, irlandeses y de otras nacionalidades que les gusta gritar todo el tiempo y cada pelotudez que sucede es motivo de gritos y festejos para el boludo que este protagonizando ese momento.
Para ir finalizando esta noche, que de no ser por los dos amigos con los que estaba y por estar en la ciudad que vio nacer la cerveza de baja fermentación, esa noche hubiera sido un desastre; el coordinador nos junto a todos frente a un edificio él se paro en los más alto de las escaleras de este y dijo: “There is one rule…no rules, come on boy’s”. Qué bueno que no esté permitido portar armas en republica checa porque este ser hubiese perdido la vida en ese mismo instante de la mano de Juan “Blas Armando” Oliva.
La foto con la que ilustramos este relato es la del nuevo amigo de Titi.
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